Caminando por las calles de mi pueblo amado
miraba yo el cielo de azules matizado,
recordaba cuando de niña, mi paso mesurado
recorría los espacios que hoy se han
transformado.
No hace mucho tiempo mi terruño era llamado
Jardín de Carabobo, tierra de naranjas
sembrado,
un clima sin igual, gente amable y de mucho agrado,
mujeres bellas, que lucían cual capullos en flor,
hombres de gran prestancia y de noble corazón.
Cuna de grandes personas, con arraigo y
distinción.
Era mi pueblo Bejuma motivo de admiración,
que hoy observo con singular preocupación.
Calles plagadas de basura y huecos de gran dimensión,
por todos lados se siente olor a
contaminación,
amén de muchos problemas que causan depresión
a quienes
a diario esperan una oportuna solución.
Con gran sentimiento yo me pregunto:
¿Dónde se han ido los políticos que nacieron
en mi región?
¿A qué lugar del cuerpo se les ha ido el corazón?
¿Será que puede más el dinero que el amor por
la conservación
de nuestra querida Bejuma , que ya no aguanta
más desidia
y mucho menos… otra traición?
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